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Akira Kurosawa ha fallecido esta semana mientras dormía en su domicilio y por causas naturales a los 88 años de edad. El último sueño de Kurosawa nunca será llevado a la pantalla, pero siempre pervivirán en este mundo sus otros sueños, los que de manera magistral plasmó en el celuloide a lo largo de toda su vida. Suele ser habitual en estos casos realizar una semblanza de la trayectoria vital y artística del finado, la cual en el caso de este director japonés, tiene que ser inevitablemente incompleta como consecuencia de que, inexplicablemente, aún no se han estrenado sus dos últimos trabajos, Rapsodia en agosto, del año 1991, protagonizada por Richard Gere, y Madayayo, de 1993. Kurosawa fue conocido internacionalmente con motivo de la obtención del León de Oro en el Festival de Venecia de 1951 con su película Rashomon, la cual, posteriormente, obtendría el Oscar a la mejor película de habla no inglesa. De esta forma, el cine japonés se hacía un lugar en el mundo y descubría la obra de otras personalidades sin las cuales sería muy difícil entender el arte cinematográfico. Nacido en Tokio, en el año 1910, Kurosawa comenzó su carrera artística como ilustrador, trabajo que abandonó por el cine pero del queda constancia expresa en su película Los sueños de Kurosawa. Su primera película la realizó en el año 1943 y se titulaba Sugata Sanshiro, que con el judo como protagonista se convirtió en todo un éxito. A partir de ahí, su obra cinematográfica alcanzó la treintena de películas de entre las que destacan Ikiru, Los siete samurais, de la que Hollywood realizó el famoso remake titulado Los siete magníficos, o Ran. Muchas de las obras que conforman su filmografía fueron protagonizadas por Toshiro Mifune, uno de los más famosos actores del cine japonés con el que el director mantuvo una relación de amor-odio hasta su trágico final el pasado mes de diciembre. En el momento de su muerte, Kurosawa tenía previsto llevar a la pantalla dos guiones, uno de los cuales era una biografía del pintor Vincent van Gogh. En la 55 Mostra Internacional de Arte Cinematográfico de Venecia, que ha iniciado su andadura esta semana, la muerte del cineasta ha caído como una pesada losa, más aún por tratarse del Festival que, como se ha mencionado, lo consagró internacionalmente. Por tal motivo, se ha preparado un precipitado homenaje en el que se le ha dedicado la proyección de la película Los jardines del Edén, una aproximación a la vida de Jesucristo dirigida por Alessandro D´Alatri y que tendrá su continuación con el pase de Rashomon en una sesión especial. El comienzo de la Mostra tuvo lugar el pasado jueves en el Palacio del Festival con la celebración de una Gala presentada por Alessandro Gassman que fue un auténtico caos organizativo. Acto seguido se proyectó la primera película del Certamen que no era otra que Salvar al soldado Ryan, de Steven Spielberg. Por supuesto, el director estuvo presente en el acto, acaparando la máxima atención, junto a dos de sus protagonistas Tom Hanks y Matt Damon. La película, al igual que en Estados Unidos, ha conmocionado por su extrema dureza, lo que ha provocado, por increíble que parezca, que una organización denominada Movimiento de Derechos Civiles haya interpuesto una demanda judicial por el contenido violento y desagradable del largometraje. El homenaje previsto a Sofía Loren, tal y como se había anunciado, tuvo que celebrarse sin su presencia ya que aún continúa convaleciente en un Hospital de New York. Recogieron el premio por el que se reconocía su trayectoria artística su marido Carlo Ponti y sus dos hijos. En el discurso de agradecimiento, la actriz reconocía que éste era el mejor galardón de su vida, por encima del Oscar de Hollywood, con lo cual, el inconfesado malestar de los italianos por no tener presente a su actriz más querida, quedaba sobradamente recompensado. Las primeras películas a concurso no han proporcionado ninguna sorpresa digna de mención, excepción hecha de Cuento de otoño, ultimo trabajo del director Eric Rohmer que, finalmente, ha decidido no asistir al Festival. Fuera de concurso se han presentado producciones más interesantes, de entre las que ha destacado por encima de las demás The Truman show, de Peter Weir, con Jim Carrey como protagonista, que trata sobre el mundo de los reality shows. Así mismo, también debe mencionarse la película de James Ivory La hija del soldado nunca llora, protagonizada por Kris Kristofferson, con la que el director abandona el cine de época y se traslada hasta el momento presente. Otros trabajos presentados que han tenido un discurrir más discreto han sido He got the game, de un ausente Spike Lee, que continua en su ya cansina línea habitual; Tu ridi, de los hermanos Taviani, basada en dos historias de Luigi Pirandello; Crimen perfecto, de Andrew Davis y protagonizada por Michael Douglas, quien defendió la película descalificando la versión de Hitchcock en la que se basa, y Rounders, de John Dahl y con Matt Damon y John Malkovic como protagonistas, que trata sobre un jugador de póquer. Precisamente John Malkovich será el actor que este año reciba el Premio Donostia del Festival Internacional de Cine de San Sebastián. Hay que recordar que el Premio Donostia europeo ya fue anunciado hace algunas semanas y le será entregado a Anthony Hopkins. En este sentido, la actriz Jeanne Moreau ha informado de que acudirá a la sesión inaugural del Festival para recoger personalmente este mismo premio que el año pasado le fue concedido y que no pudo serle entregado por imprevistos motivos de salud de última hora. Así mismo, se ha dado a conocer las personalidades que integrarán el Jurado Internacional del Festival, que serán el pintor Julian Schnabel, las actrices Valeria Golino y PatriciaReyes Spindola, los directores Jerzy Skolimowski y Valeria Sarmiento, el escritor Manuel Rivas y el productor Jeremy Thomas. Por lo que respecta a los estrenos cinematográficos, poco interesante que destacar en una semana presidida por la huelga del pasado día 3 en Internet contra la subida de las tarifas telefónicas. Parece como si tras la vuelta de las vacaciones haya decaído la cantidad y calidad de los estrenos, teniéndose que destacar únicamente la llegada de cuatro nuevas producciones a la ciudad que son Phantoms, de Joe Chappelle; En el ojo del huracán, de Tsui Hark; Un buen novio, de Chus Delgado y Los méritos de Madame Curie, de Claude Pinoteau. Para terminar, mencionar que el Museo de Bellas Artes ha reiniciado su programación tras el paréntesis del mes de agosto, con un ciclo dedicado a Fritz Lang en el que se podrá ver una destacada muestra de su producción, mayoritariamente perteneciente a su época silente. 14 de septiembre: LA MOSTRA Un discreto desconcierto ha sido la sensación predominante en las horas previas y posteriores a la clausura de la 55 edición de la Mostra de Arte Cinematográfico de Venecia. Si bien el palmarés no ha despertado reacciones contrariadas en ningún sentido, las sospechas de que se trataba de una decisión influenciada por el propio Gobierno italiano se han desatado sobre el Lido. Todo ello, tras una ceremonia de clausura más próxima a la entrega de diplomas en una escuela de primaria y paralelamente al anuncio de la posible dimisión del director del Festival Felice Laudadio. Y eso que la semana comenzaba con la proyección de una interesante película iraní de Moshen Makhmalbaf que ha obtenido el Premio de la crítica. Otras producciones destacadas que se pudieron ver en la Sección Oficial a lo largo de los últimos días del Certamen fueron la italiana Il piccoli maestre, de Daniele Luchetti, cuyo principal interés radicaba en volver a la pantalla a Emily Watson, la protagonista de Rompiendo las olas, y Hilary y Jackie, de Annad Tucker, que se centra en la vida atormentada de dos hermanas. La película que ha obtenido el León de Oro, Así reían, de Gianni Amelio, obtuvo una brillante acogida, si bien resultó patente que su director no había conseguido alcanzar las cotas de otras obras suyas como Lamerica o El ladrón de niños. En esta ocasión, Amelio dirige su mirada hacía una historia en la que se narra la emigración de gentes poco favorecidas del sur de Italia a las ricas ciudades del norte del país. Emir Kusturica rivalizó muy de cerca con Gianni Amelio tras el pase su película Gato negro, gato blanco, por lo que si hubiera obtenido el máximo galardón la reacción de crítica y público no se diferenciaría demasiado de la que se ha producido. Pero Kusturica se ha tenido que conformar con el Premio Especial del Jurado, al igual que Eric Rohmer, con su Cuento de otoño, ha tenido que aceptar de buen grado la Osella de Oro al mejor guión original, ya que hubiera sido impensable que Rohmer no obtuviera galardón alguno. Respecto a los Premios de interpretación, la actriz Meryl Streep cosechó una riada de críticas favorables por su labor en la película Bailando en Lughnasa, de Pat O´Connor, pero fue Catherine Deneuve quien consiguió la Copa Volpi a la mejor actriz por su trabajo en la mediocre Place Vendôme, de Nicole Garcia. Más unanimidad hubo en conceder la Copa Volpi al mejor actor a Sean Penn, por Hurlyburly, de Anthony Drazan, aunque decepcionara su ausencia (justificada como consecuencia del reciente fallecimiento de su padre) en la gala de clausura. Fuera de concurso, pocas fueron las sorpresa agradables y bastantes las decepciones. Ni tan siquiera Woody Allen con su último trabajo, titulado Celebrity, consiguió entusiasmar como en otras ocasiones. Pero aún fue peor la decepción que supuso el pase de la película de Abel Ferrara, Hotel new rose, sobre la que se había creado gran expectación. Mejor parado salió Steven Soderbergh que con Out of sight parece volver a recuperar el tiempo perdido. Poco que decir con relación a Los amantes del círculo polar, de Julio Medem que, compitiendo en la Sección Oficial, se deslizó discretamente entre la programación el último día del Festival. Aunque todo esto poco tiene que ver con el revuelo que se ha creado tras difundirse que el Ministro de Cultura, Walter Veltroni, habría hablado con el Presidente del jurado y amigo personal, Ettore Scola, solicitándole que ejerciera su influencia para que el León de Oro de la presente edición los obtuviese una película italiana. De forma simultanea, Felice Laudadio, director del Festival desde hace un par de años, anunciaba su posible dimisión y proponía un Festival en el que no se otorguen Premios. Las concordancias resultan demasiado evidentes y explícitas como para no deducir que algo se está cociendo en la trastienda de la Mostra. Y sería una lastima el abandono de Laudadio ya que ha proporcionado un cambio de rumbo al Festival, tras varios años al mando de Gilo Pontecorvo, cuya gestión lo había convertido en una puerta de entrada para el cine hollywoodiense. Labor ésta que, por otro lado, realiza perfectamente el Festival de Cine Americano de Deauville, el cual acaba de celebrar su edición número 24 otorgando el máximo galardón a la película Next stop, Wonderland, de Brad Anderson, y en la que el plato fuerte ha sido la presentación de Salvar al soldado Ryan. En Bilbao, con motivo de la exposición China: 5000 años, el Museo Guggenheim ha organizado su primer ciclo cinematográfico, que ha estado dedicado a la obra de Zhang Yimou. De esta manera se han podido ver las películas Ju Dou, semilla de crisantemo; La linterna roja; Qiu Ju, una mujer china; !Vivir! y el estreno en la Villa de su última película hasta el momento titulada Keep cool. Sería una lástima que este ciclo se tratase de un hecho aislado en la programación del Museo, más aún cuando dispone de un Auditorio y un equipamiento técnico digno de elogio, o que futuros ciclos se condicionasen a las exposiciones temporales que se presten a ello. El Guggenheim, al igual que viene haciendo desde hace años el Museo de Bellas Artes, debería dotarse de fondos en tal sentido y promover una programación estable, que bien podría centrarse en el cine experimental. De esta forma, y comenzando por lo más próximo, nada mejor que sendos ciclos -por poner un ejemplo- dedicados a Val del Omar o Javier Aguirre. Cambiando de tercio, hay que mencionar que esta semana se ha celebrado un Curso de Verano de la Universidad del País Vasco con el título de Cine español, años 90: los retos del presente. Entre los invitados figuraba Mirito Torreiro que, con gran lucidez, afirmó que el cine español sigue como hace cuarenta años, tratando los mismo temas y carente de un auténtico cine de autor. Otros ponentes fueron José Luis Borau, Presidente de la Academia de las Ciencias y las Artes Cinematográficas que, por contra, alabó el cine de autor que se está haciendo y destacó la juventud de los actuales espectadores de cine español; Vicente Aranda, que también se mostró muy crítico con el cine español, llegándolo a comparar con la telebasura; los críticos Carlos Heredero y Carlos Losilla, así como el director de cine Mariano Barroso. Antes de pasar a los estrenos cinematográficos de la semana, reseñar tres novedades bibliográficas que han llegado a las librerías de Bilbao después de la sequía veraniega. En primer lugar, Los orígenes del cine en Bizkaia y sus pioneros, de Jon Letamendi y Jean-Claude Seguin (editado por la Filmoteca Vasca), en el cual se analiza de forma rigurosamente documentada los primeros años del cine en este Territorio Histórico. El libro de Juan Pando, Crónica negra de Hollywood (editorial Espasa Calpe), realiza un repaso por los principales escándalos hollywoodienses de los últimos años, adelantándose al Hollywood Babilonia III, que próximamente publicará Kenneth Anger. El libro continuando la línea emprendida con sus anteriores trabajos Hollywood al desnudo y Nacidos para triunfar. Finalmente, destacar la publicación de Los cinco principios básicos de la cinematografía, manual del montador de cine, de Joseph V. Mascelli (Bosch Casa Editorial), en el que de forma sumamente didáctica se explican los principios del montaje cinematográfico. Y para terminar, la relación de estrenos, que han sido Un amor por descubrir, de Eugene Brady; Dr. Dollitle, de Betty Thomas; Amor vertical, de Arturo Sotto Díaz; Los años bárbaros, de Fernando Colomo; Species II, de Peter Medak; Slappy y los mofetas, de Barnet Kellman y Louis y Frank, de Alexandre Bracco. 21 de septiembre: COMIENZA EL ESPECTÁCULO Esta semana ha dado comienzo pomposamente la 46 edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián. Un año más, la parafernalia festivalera se ha puesto en marcha con el más rotundo apoyo del público y de los medios de comunicación, algo que hace poco menos de diez años resultaba totalmente impensable. La Sección Oficial es el referente principal para realizar cualquier valoración sobre un Festival. No cabe duda de que las secciones paralelas también tienen su importancia, pero en un Festival de Categoría A, como el de San Sebastián, esta Sección es determinante. Lo que se ha visto hasta el momento merece una discreta opinión, a la espera de lo que se va a proyectar en lo que resta de semana. La película con la que arrancó el Festival fue Amigos y vecinos, de Neil LaBute. La proyección fue precedida de una de las mejores galas de inauguración que ha realizado el Certamen donostiarra presentada por Aitana Sánchez Gijón y Edurne Ormazabal. Con un decorado burbujeante, muy a tono con la ciudad, con el cartel de este año y con la reciente inauguración del Acuarium, el escenario compartía originalidad y sencillez a partes iguales dotando al acto de un cierto toque de distinción. Así pues, la que puede ser ultima ceremonia de inauguración del Festival en el Teatro Victoria Eugenia, ante la próxima inauguración del prometedor Kurssal, ha rematado más que dignamente la trayectoria de un entrañable Teatro que ha acogido durante más de cuarenta años los momentos de gloria festivalera. En el transcurso de la ceremonia el propio Diego Galán, director del Festival, entregó el Premio Donostia europeo a la actriz Jeanne Moreau, que por motivos de salud no pudo acudir el año pasado. La aparición de Terry Gilliam, a quien el Certamen dedica un completo y merecido ciclo, puso la nota disonante e imprescindible que precisa un acto de estas características. Concluyó el acto con la presencia de Jason Patric, Aaron Eckhart y Catherine Keener, protagonistas de Amigos y Vecinos, de Neil LaBute, director de En compañía de hombres -película que aún no se ha estrenado en Bilbao- y que en esta ocasión ha realizado una tragicomedia que no sorprendió como su ópera prima y obtuvo una más que discreta valoración. Las películas a concurso de la Sección Oficial que se han proyectado hasta el momento han sido Gods and monsters, de Bill Condon, que se centra en los últimos días de vida del director de cine James Whale, y que está considerada como una prometedora candidata a obtener algún galardón; Don, película iraní de Abolfazi Jalili, muy en la línea del cine Kiarostami pero sin alcanzar su intensidad y Sweety Barrett, ópera prima de Stephen Bradley que se centra en la historia de un hombre quien tras perder su trabajo en el circo se enreda con una banda de contrabandistas. Dentro de la Sección Oficial, pero fuera de concurso, se presentó el sábado en el Velódromo de Anoeta ante más de 3.500 personas La máscara del zorro, de Martin Campbell. Con la presencia de Antonio Banderas y tras una intensa campaña publicitaria que se ha permitido el lujo de pasear a cuatro Zorros a caballo por la ciudad, el glamour alcanzó su máxima expresión con esta producción. El remate llegó con la entrega del Premio Donostia europeo de este año a Anthony Hopkins, el cual le fue entregado por el propio Banderas. Su contrapunto se produjo con la proyección de Besieged (Asediados), película de Bernardo Bertolucci, con guión de su esposa Clare People, en la que se narra la historia de una joven africana, refugiada en Italia, que enamorará obsesivamente al hombre en cuya casa realiza tareas de limpieza para pagarse sus estudios de medicina. Bertolucci aprovecho su presencia en el Festival para reflexionar acerca de la situación del cine actual considerando que se hacen muchas películas pero que hay poco cine, reivindicando, en este sentido, un tipo de cine que se cuestione el propio cine. En Zabaltegi, Central do Brasil, de Walter Selles, película que consiguió el Oso de Oro en la última edición del Festival de Berlín, ha triunfado desde el primer día y ha conseguido el favor del público. Pecata minuta, primer largometraje de Ramón Barea, basado en una obra de teatro propia sobre la vida de cuatro monjas de clausura, también ha provocado considerable expectación por parte de los asistentes al Festival. Exactamente igual que ha sucedido con Hotel room, película de Cesc Gay y Daniel Gimelberg que, finalmente, ha decepcionado considerablemente. Destacar, para terminar con Zabaltegi, el pase de La vida soñada de los ángeles, de Erick Zonca, la cual está protagonizada por Elodie Bouchez y Natacha Regnier, actrices que obtuvieron el Premio de interpretación femenina en el pasado Festival de Cannes, y el éxito del cortometraje de Tinieblas González titulado Por un infante difunto. Del resto de ciclos que conforman la programación de la presente edición del Festival hay que destacar el dedicado a Nikio Naruse, el cual está permitiendo descubrir la obra de un director prácticamente desconocido y que se merece un lugar destacado en la historia de la cinematografía. El ciclo Hambre, humor y fantasía, pone el contrapunto de humor a algunas de las sesudas proyecciones del Certamen. Conocer a Terry Gilliam, completa los ciclos paralelos y ha permitido revisar hasta el momento joyas de su filmografía como Brazil, La bestia del reino, Los caballeros de la mesa cuadrada y La vida de Brian. La sorpresa la ha proporcionado la presencia de Johnny Depp en la proyección de la última película del director Miedo y odio en Las Vegas. Depp, pasó por el Festival como una exhalación procedente de Toledo donde rueda a las ordenes de Roman Polanski una adaptación de la novela El club Dumas de Arturo Pérez Reverte. Finalmente hay que menciona que aprovechando el marco del Festival, se ha concedido el Premio Nacional de Cinematografía al distribuidor y exhibido cinematográfico Enrique González Macho. Al igual que el año pasado con Marisa Paredes, la Ministra de Cultura, Esperanza Aguirre, hizo entrega del Premio en un sencillo acto celebrado en el Hotel María Cristina. González Macho reconoció que el cine español parece haber adoptado por fin el buen camino gracias a las ultimas medidas adoptadas por el Ministerio como la desgravación fiscal a la producción o la inversión de las televisiones privadas. Para concluir por esta semana, hacer referencia en primer lugar a las dos novedades bibliográficas que han llegado estos días a las librerías. Por un lado mencionar el Diccionario Mundial de actores, compilación de los libros Diccionario de actores, de José Luis López, su segunda parte a cargo de Miguel Juan Payan y el Diccionario de actores secundarios de Susana Villalba y Juan José Bonilla, todos ellos editados por la Editorial JC. Por otro lado, destaca el estudio de José Mª Aresté sobre la obra de William Wyler publicado por Rialp y con el título de Pero ¿dónde está Willy?. En busca de William Wyler. Respecto a los estrenos, destacar por su repercusión en todos los sentidos Salvar al soldado Ryan, segunda película que presenta este año Steven Spielberg tras Amistad. Más interés tiene el estreno de la divertida y peculiar producción de Alain Resnais On connait la chanson. Monella, de Tinto Brass, es un curioso y fallido intento de recuperar el cine erótico, género plenamente saturado. El resto de estrenos han sido La trama, de David Mamet; Y llegó el amor, de Juan José Campanella y Mafia, !estafa como puedas!, de Jim Abrahams. 28 de septiembre: SAN SEBASTIÁN La 46 edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián ha concluido con un cierto regusto extraño en el Palmarés pero con un indiscutible éxito de publico y critica. No cabe duda de que el Festival se ha consolidado plenamente a nivel estatal y de que su repercusión en los medios de comunicación es más que considerable (meción especial merece la meritoria labor realizada por Canal +). Basta echar un vistazo a las reseñas publicadas no hace demasiados años en diferentes revistas y periódicos para percatarse del giro de 180 grados que se ha producido tras asumir Diego Galán la dirección del Festival. Ahora bien, este momento de esplendor y éxtasis puede ser el más adecuado para efectuar una reflexión en profundidad y analizar la posibilidad de realizar el salto internacional del Festival. Basta consultar unas pocas pero significativas publicaciones extrajeras especializadas para percatarse de que la repercusión del Festival fuera de nuestras fronteras es mínima, por no decir que inexistente. Este hecho debe propiciar el inicio de una nueva etapa del Festival, que ojalá sea asumida por su actual director ahora que concluye su contrato, en la que se propicie el salto definitivo que coloque al Certamen -realmente- entre los cuatro Festivales europeos con categoría A. Si bien el Festival de Cannes brilla con evidente despotismo, pero merecidamente, como la referencia europea en materia cinematográfica, no le resultaría demasiado complicado al de San Sebastián colocarse al mismo nivel de Festivales como los de Berlín o Venecia, cuyas últimas ediciones no desmerecen en absoluto a las del Festival donostiarra (sin ir más lejos, la presente edición del Festival de Venecia ha sido bastante menos interesante que la de San Sebastián). Pero para ello es preciso mejorar la calidad de la selección de películas que conforman la Sección Oficial y diseñar una estrategia de marketing que integre todos esos elementos que provocan la atención de los medios. Un Festival de categoría A como el de San Sebastián debe presentar una Sección Oficial potente que resulte en sí misma el principal aliciente del Certamen. Las Secciones paralelas, aun siendo imprescindibles, son tan sólo ornamentos que pueden ser ofrecidos por cualquier otro Festival. Es el caso de Zabaltegi que, aún siendo uno de los platos fuertes del Festival, no deja de ser un cajón de sastre donde se programan el tipo de películas que deberían conformar la Sección Oficial. La tarea no es fácil pero sí necesaria si lo que se pretende es que San Sebastián se consolide como uno de los cuatro principales Festivales de Cine que hay en Europa para nosotros, aunque para el resto del mundo tan sólo se contabilicen tres. Para hacer un resumen de lo que ha sido esta segunda semana del Festival lo mejor es comenzar, precisamente, por la Sección Oficial. Sin hacer alusión, de momento, a las películas premiadas, cabe mencionar Very bad things, una película de Peter Berg que roza el cine gore y que está protagonizada por Cameron Díaz y Christian Slater; Frontera sur, de Gerardo Herrero, con José Coronado y Maribel Verdú, que fue tan mal recibida como la anterior y No se lo digas a nadie, de Francisco J. Lombardi, que aunque no fue tan mal recibida provocó encontradas diferencias de opiniones. En este grupo también debería figurar El viento se llevó lo que, de Alejandro Agresti, la cual, sorprendentemente se alzó con la Concha de Oro. En Zabaltegi destacar el pase de La eternidad y un día, de Theo Angelopoulos; El hermano pequeño, de Enrique Urbizu, nueva aventura de Pepe Carvalho protagonizada por Juanjo Puigcorbé y el documental Lou Reed: rock and roll heart, de Timothy Greenfield-Sanders, que respondió a las expectativas creadas en torno suyo. Así mismo, hay que mencionar la noche dedicada a Arturo Ripstein con la presentación de El evangelio de las maravillas, protagonizada por Paco Rabal. Capítulo aparte merece la proyección de la película Tango, de Carlos Saura, en el Velódromo de Anoeta, tras la cual el compositor de su banda sonora, Lalo Schifrin, ofreció un concierto con la Orquesta Sinfónica de Euskadi en el que se interpretaron conocidas bandas sonoras de la historia del cine. Con la presencia de variadas estrellas del mundo de la farándula cinematográfica -muchas de las cuales aprovecharon la ocasión para visitar el Museo Guggenheim- la clausura del Festival mantuvo el elevado nivel alcanzado por su inauguración. Lamentablemente, la concesión de la Concha de Oro a la película de Alejandro Agresti, El viento se llevó lo que, ya predecía desde el momento en el que se dio a conocer el Palmarés posturas encontradas en las que vencían los más críticos con la película. Agresti, sin inmutarse lo más mínimo por la mala acogida de la película entre la crítica, recogió el premio de manos de John Malkovich. Unas horas antes, el actor había recibido a su vez el Premio Donostia de esta edición que le fue entregado por Javier Bardem. El resto de galardones obtuvo el beneplácito de la crítica, ya que su posición respecto a los mismos a lo largo de la semana había sido prácticamente unánime. De esta manera, la Concha de Plata al mejor director, entregada por Arthur Penn a Fernando León de Aranoa por su película Barrio, fue sobradamente aplaudida y se convirtió en la ganadora moral del Festival. Otro tanto de lo mismo cabe decir de Dioses y monstruos, película que obtuvo el Premio Especial del Jurado y la Concha de Plata al mejor actor. Ni Bill Condon, director de la misma que había estado presente los primeros días del Festival, ni el actor Ian McKellen pudieron acudir al acto de entrega de sus respectivos premios, pero remitieron sendos mensajes en vídeo agradeciendo los galardones y la buena acogida dispensada a la película. Para concluir, la Concha de Plata a la mejor actriz recayó en Jeanne Balibar por su interpretación en la película Finales de agosto, primeros de septiembre y el premio le fue entregado por Salma Hayek. Reseñar, como es habitual, los estrenos de la semana en la cartelera de Bilbao, de entre los que destaca Tango, de Carlos Saura, tras su pase por el Festival de San Sebastián y que se convierte en la tercera película que se centra en el mundo del tango en lo que va de año tras los estrenos de La lección de tango, de Sally Potter y Sus ojos se cerraron, de Jaime Chávarri. Los vengadores, de Jeremiah Chechik, intentará probar suerte por estos lares tras su fracaso en Estados Unidos. Algo parecido a lo que le sucede a La cuadrilla con Atilano Presidente, cierre de una trilogía que no parece remontar el éxito alcanzado por la primera entrega. Así mismo, hay que destacar el estreno de La sombra de la noche, película de Ole Bornedal, que es idéntica a la versión alemana realizada por el mismo director y estrenada este mismo año con el título de El vigilante nocturno. Para concluir, mencionar también Comando Hamilton, de Harald Zwart; Touch, de Paul Schrader y Baila conmigo, de Randa Haines. Respecto a las novedades bibliográficas que han llegado a las librerías de la Villa esta semana hay que destacar la Guía para ver: El espíritu de la colmena, una obra de conjunto de la Editorial NAU Libres en la que se analiza pormenorizamente la película de Víctor Erice. Así mismo, también se ha publicado otro estudio de una película muy distinta como La matanza de Texas: la sierra es la familia, de Manuel Romo, a cargo de la Editorial Midons.
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Concha de Oro | El viento se llevó lo que (Alejandro Agresti) |
Concha de Plata al mejor director | Fernando León de Aranoa (Barrio) |
Premio Especial del Jurado | Dioses y monstruos (Bill Condon) |
De todo corazón (Robert Guerdiguian) | |
Concha de Plata a la mejor actriz | Jeanne Balibar (Finales de agosto, primeros de septiembre) |
Concha de Plata al mejor actor | Ian McKellen (Dioses y monstruos) |
Premio del jurado | Don (Abolfazi Jalili) |
Premio a la mejor fotografía | Rodrigo Prieto (Un embrujo) |
Premio Nuevos Directores | Yoichiro Takahashi (Mizu no naka no hachigatsu) |
León de Oro | Cosí ridevano-Así reían (Gianni Amelio) |
Premio Especial del Jurado | Terminus Paradis-Estación terminal Paraíso (Lucien Pintilie) |
León de Plata a la mejor dirección | Emir Kusturica (Black cat white cat) |
Copa Volpi al mejor actor | Sean Penn (Hurlyburly) |
Copa Volpi a la mejor actriz | Catherine Deneuve (Place Vendome) |
Premio Marcelo Mastroianni al mejor actor/actriz joven | Niccoló Senni (L´albero delle pere) |
Osella de Oro al mejor guión | Eric Rohmer (Cuento de otoño) |
Osella de Oro a la mejor fotografía | Luca Bigazzi (El árbol de la droga) |
Osella de Oro a la mejor música original | Gerardo Gandini (La nube) |
Medalla de Oro de la presidencia del Senado | El silencio (Mohsen Majlamabaf) |
León de Oro a la carrera | Sofía Loren, Andrzej Wajda y Warren Beatty |
Premio de la crítica (Fipresci) | Barril de pólvora (Goran Paskaljevic) |