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VI FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE
LAS PALMAS DE GRAN CANARIA

por Juan Carlos Granado

Mi primera visita al festival de cine de Las Palmas de Gran Canaria

Una de las razones por la que este año he venido al Festival de Cine de Las Palmas es porque han trasladado todas las actividades a los cines Monopol. Y eso está bien, porque allí esta mi admirado barrio de Vegueta para pasear lo que quiera, tomar unas cañas junto al añejo Gabinete Literario y el Hotel Madrid para dormir, y lo cierto es que la organización me ofrecía otro que seguramente era muchísimo mejor, pero nunca traiciono mis particulares sitios con encanto.

Mientras el avión va acercándose a la Isla observo intranquilo si la calima anunciada ya está aquí, pero no lo está. Afortunadamente no ha llegado y eso me tranquiliza. Cómodamente la guagua me lleva hasta San Telmo y caminando por la zona comercial de Triana (que aún no ha abierto), empiezo a disfrutar de las buenas sensaciones que siempre me ofrece esta ciudad. No podría decir por qué me siento tan bien, ni cuales son las cosas que me atraen pero caminar por la ciudad, aunque objetivamente no sea una ciudad bonita, es suficiente para ser feliz aquí.

Primera sesión

Dejo la maleta en el hotel y tengo tiempo para recoger la acreditación y llegar a la primera sesión, Seven times lucky. Es la primera película del canadiense Gary B. Yates y un digno thriller que cuenta la historia de unos cuantos estafadores esperando el golpe de suerte que les haga triunfar. Mientras, se dedican a timarse entre ellos. Lo de siempre, sin embargo está bien contado. Kevin Pollack lo hace muy creíble y creo que el mayor acierto de la cinta es su nula aspiración a ser genial. La historia a veces es previsible y otras, farragosa, pero se deja ver muy bien

La organización nos castiga con la infumable 90 millas. Intentan hacer que funcione una historia a lo Náufragos pero con contenido social. Y, en mi humilde opinión, o alguien buscaba cómo conseguir una subvención con no demasiado trabajo o era un loco intentando hacer este proyecto. El resultado es pésimo, desde el guión, a la realización o a la dirección de los actores. Nada se salva. Es una película tan mala que no puedes ni quedarte dormido. Ah, olvidaba decir que es la historia de unos cubanos que intentan abandonar la isla con una balsa, que les pasa de todo y todo horrible. Y mira que lo siento por el tema, pero es de lo peor que he visto en mucho tiempo.

Como tranquilamente, paseo por Vegueta y por la tarde aprovecho el ciclo Gun Crazy: serie negra se escribe con b, para ver por primera vez en cine una película a la que tengo un especial cariño: Phantom lady, de Robert Siodmak.

Vendues es la primera película de ficción del francés Jean Claude Jean y narra la historia de una mujeres que son trasladadas desde Rusia a Francia por tres mafiosos. Se prostituirán por seis meses para conseguir el ansiado pasaporte que les haga entrar en el país de los sueños, allí donde la vida es mejor. Es una road movie con sus pequeñas ( o grandes) aventuras filmada de forma más que correcta. Y aunque yo tengo una especial alergia a este tipo de argumentos ( reconozco que entraba con todas las barreras inimaginables levantadas contra la película, en parte debido a la infumable Promised land de Amos Gitai que va de lo mismo), si exceptuamos el horrible final y un par de tonterías del guión con el hijo de una de las mujeres, me parece una película bastante visible. Lo cual no sé si es políticamente muy correcto, tratándose de un tema tan cabrón como es la trata de blancas en nuestro maravilloso, avanzado y democrático Occidente.

Fuera de concurso

Ya fuera de concurso se exhibía Samaria del coreano Kim Ki-Duk, que cuenta la historia de dos amigas que quieren hacer un viaje a Europa, y no se les ocurre mejor idea que una de ellas se prostituya y la otra le busque los clientes. Todo funciona bien hasta que la que se prostituye, al huir de la policía, muere. Su amiga decide devolver el dinero a todos los pederastas y acostarse con ellos. Partes de la peli recuerdan a Takeshi Kitano, en concreto el personaje del padre policía de la chica que devuelve el dinero. En definitiva, una estupenda película.

Espero que se estrene pronto, al igual que Hierro 3, inédita aun en España y premiada en el último festival de cine de Valladolid.

A la salida de la película veo los dos escenarios, ya vacíos, que han instalado por fuera de los cines donde tocan a diario diferentes grupos de música. Me parece encantador. Yo me retiro pronto, mañana más.

Segundo día

Empieza el día con la película libanesa Maarek Ob, aquí traducida con En el campo de batalla. La película cuenta la historia de una niña en medio de la última guerra civil del Líbano, con un padre que es capaz de jugarse hasta los zapatos, que se hace íntima amiga de la criada de su abuela. La criada, que fue comprada como si de una esclava se tratase, no ve la manera de fugarse con el primer hombre que aparezca. La película no está mal, a pesar del pequeño argumento, aunque recuerda demasiado a West Beirut (1998), con esas historias de adolescentes esquivando la guerra y superándolo como pueden. Cambiamos los chicos de West Beirut por las chicas de ésta y poco más aporta esta película.

Lo mejor

En este festival no ponen corto antes de cada película, los ponen todos en un mismo bloque, lo cual a mi me parece bastante cansado. De todos los vistos sólo me atraen Birthday, de Bertrand Lee, que cuenta los problemas de una joven pareja con un niño ¿de unos tres años? Soy malo para la edad de los niños y si son asiáticos peor aun.

El otro corto que me parece digno de ser reseñado es No se lo digas a mamá de Luis Ángel Ramírez, que trata sobre la violencia doméstica.

Ah, habría que resaltar, por lo pretencioso y vacío, The door, de Vladimir Kott. Es de esos cortos que uno no sabe porqué acaban siempre recibiendo algún premio. Misterios de la estupidez humana, supongo.

Por la tarde aprovecho para ver una película del para mí desconocido hasta su muerte Theo van Gogh. El festival ha dedicado un ciclo a este director recientemente asesinado por el integrismo islámico y yo, que en estas cosas soy bastante desconfiado pensé que la película que yo entré a ver, Cool, iba a ser un tostonazo de órdago. Así que entré dispuesto a dormir y no lo conseguí. Me encantó. Cuenta la historia de jóvenes delincuentes, su entrada en un reformatorio y cómo salen después. El argumento es un poco lo de siempre, pero prometo (palabrita del niño jesús) que está muy bien, que no falta violencia, rap y su pequeña historia de amor. He dicho.

Tropical Malady

En la sección informativa ponían Tropical Malady, de Apichatpong Weerasathakul, película premiada en el último festival de Cannes y aunque entré a verla lleno de buenas esperanzas, éstas se desvanecieron como un azucarillo. Hacia la mitad de la película (dura dos horas) me quedé dormido y no hice ningún esfuerzo por despertarme.

Cuando salgo del cine ya han acabado las actuaciones del barrio, parece que la somnolencia de Tropical Malady ha traspaso las barreras del cine y ha llegado a la calle. Todo está vacío.

Cierro mi particular recorrido de este festival con el remake Asalto a la comisaría del Distrito 13, película original de John Carpenter, que dirige Jean Fronçois Richet con unos resultados más que normales. Muy flojo mi admirado Gabriel Byrne, y eso no se lo perdono a nadie.

Mientras espero para coger el avión y volver a casa, pienso que éste es un festival bastante asentado para lo joven que es (ésta es su sexta edición), así que espero que crezca poco a poco cada año y se acabe convirtiendo en un festival de referencia para todos los cinéfilos. Y que no coincida con calima como la que hay hoy


 

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