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BERLINALE MIT
CELSO |
por Celso Hoyo |
Volvemos a Berlín quienes jamás quisiéramos abandonarla. La Berlinale se nos antoja casi una excusa maestra para iniciar este plácido retorno anual en el mes de Febrero. Reincidir en esta ciudad no supone rutina calendaria alguna, sino estremecimiento por lo que de revelación te ofrece siempre su exacta geografía. Comienza, pues, la 59ª edición del evento cinematográfico más importante de la primera parte del año. La Berlinale incide en una oferta absolutamente descomunal, inabarcable a todas luces, incluso para las retinas más atléticas y el apetito más tragaldabas. Por lo que a la corresponsalía Berlinera de ZINEMA.COM se refiere, exigua “ma non troppa”, me siento en la obligación de aclarar que atenderá, como en años anteriores, a la Sección Oficial a concurso, haciendo alguna que otra aproximación a las sorpresas que Panorama pudiera depararnos. Dentro de los films que van a competir por el codiciado Oso de Oro, cabe decir que tenemos de todo menos de lo nuestro. No hay representación patria en la competición principal. Ya son muchos los años que el comité organizativo tiene a bien ignorar el cine que se produce en nuestro país. Desconozco las razones de tan ya excesiva decisión, pero me da también que nuestra industria tampoco contribuye en demasía al embeleso de la mano que otorga dorsal para contender por el dorado osezno. Un repaso a los títulos hispanos estrenados durante todo 2008 no presta ni para llenar media mañanita programativa. De ahí que cascarrabie en saco roto, quien quiera ver en el despreciador veredicto cualquier tipo de mano oscura celtibéricofoba. La lista de películas que va a ser pasto del juicio de la crítica internacionalísima aquí conclavada configura un menú, en principio, asaz sugerente, suculento y corazonante. Da la impresión de que el equipo confeccionador del elenco definitivo se ha dejado la vocacional tentación exótica y descubridora algunos kilómetros más allá del aeropuerto de Schonefield. La Berlinale apuesta por lo seguro, por lo “festivalizable”. Sólo así se puede entender la casi nula aportación asiática (reducida a FOREVER ENTRALLED, del últimamente desorientado Chen Kaige) y la petición de asistencia hecha a cineastas de la categoría de Stephen Frears (con un drama romántico ambientado en el París de principios de siglo, CHERI, con la gran Michelle Pfeiffer volviéndose a poner a las órdenes de quien la inmortalizó en LAS AMISTADES PELIGROSAS), Bertrand Tavernier (de la mano de IN THE ELECTRIC MIST; hay muchas ganas por ver los resultados de esta aventura norteamericana y policial del maestro francés), François Ozon (nos trae RICKY, un extraño drama familiar con bebé sospechoso de poseer poderes sobrenaturales, protagonizado por Sergi López), Sally Potter (ofreciendo una original incursión en el mundo de la moda neoyorkina mediante RAGE) y Andrzej Wajda (que, jugando la segura baza de Krystina Janda, la gran dama de la interpretación polaca, vuelve este año con TATARAK). El resto la componen algunas obras de directores debutantes o muy poco conocidos (el germano Maren Ade –ALLE ANDEREN-, el iraní Asghar Farhadi -DARBAREYE ELLY-, el argentino Adrián Biniez -GIGANTE-, el británico, afincado en Budapest, Peter Strickland - KATALÍN VARGA -, el norteamericano Oren Moverían -THE MESSENGER- y la peruana Claudia Llosa -LA TETA ASUSTADA-) junto con otras que pertenecen a un grupo de creadores de no muy extensa trayectoria, que, sin embargo, ya han dado muestras de un talento que, esperamos, haya ido en aumento. Dentro de éste, nos encontraremos con la nueva producción de Michell Lichenstein, HAPPY TEARS, su segunda obra tras la sorprendente TEETH, con un variopinto reparto femenino de aúpa, integrado por Parker Posey, Ellen Barkin y, atención, una muy distinta Demi Moore; de la siempre visceral Annette K. Olsen, que regresa a la Berlinale con LILLE SOLDAT, donde se centra en el difícil regreso a casa de un soldado traumatizado; del interesantísimo Rachid Bouchareb, creador de LITTLE SENEGAL, que, en LONDON RIVER plantea una conmocionante situación posterior a los atentados terroristas de Londres en 2005; del controvertido Richard Locraine, que viene dispuesto a no dejar indiferente a nadie mediante MY ONE AND ONLY, una comedia basada en las memorias de infancia del actor George Hamilton, con Renée Zelweger incorporando a una viajera madre de familia numerosa con ganas de casamiento; del alemán Hans-Christian Schmid, autor de la magnífica REQUIEM, nos llegará un thriller político, titulado STORM, en el que incluye a Anamaría Malinca, la inolvidable protagonista de 4 MESES, 3 SEMANAS Y 2 DÍAS; y, sobre todo, -reconozco que es la que tiene más en ascuas mis orondas y facilitas esperanzas- la de ese sueco inconformista e imprevisible que es Lucas Moodysson, autor de la imprescindible FUCKING ANIMAL, que presenta MAMMOTH, una tensa historia familiar, centrada en una exitosa pareja neoyorkina, que recaba los servicios de una asiática para que cuide de su hija de dieciocho años. A todas, hay que unirles un morrocotudo apartado que componen algunos de los títulos situados “Out of Competition”, junto con los que hallamos inscritos en una sorprendente “Berlinale Special”. Aquí nos damos de bruces ansiosas contra las apetecibles últimas obras de, nada más y nada menos, que Costa Gavras (EDEN A L´OUEST), Rebecca Miller (THE PRIVATE LIVES OF PIPA LEE, con, pásmense, Robin Wright Penn, Alan Arkin, Keannu Reeves, Julianne Moore, y, ¡Oh, por fin!, Wynona Ryder) Stephen Daldry (THE READER, aquí está ella, esto es, Kate Winslet), Paul Schrader (ADAM RESURRECTED), Claude Chabrol (BELLAMY), Lone Scherfig (AN EDUCATION), Ermano Olmi (TERRA MADRE), Manoel de Oliveira (SINGULARIDADES DE UMA RAPARIGA LOIRA) y, lo dejo el último, porque es mi objetivo intimo a saciar durante estos diez días, Theo Angelopouolos, que nos regala su última inercia, la titulada THE DUST OF TIME, en la que se entregan a sus directrices Iréne Jacob, Willem Dafne, Michel Piccoli y Bruno Ganz. De todas ellas esperamos lo mejor, porque para lo peor ya está Tom Tykwer, el que se encargaba de dar el pistoletazo de salida. La primera nos la han dado en nuestra recién arribada frente. ¡Ay, madre! Esperemos que lo suyo no sea ave de agüero funesto, porque si todo ha de estar a la altura del abridor de la ceremonia de apertura… apaga, coge la salchicha y veteeeeeeeeeeeeeeeeee!
Sección Oficial Fuera de concurso |