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Mario Bettini, aparejador de provincia, es
un joven rico de ideas, entusiasta de la vida y lleno de ganas de vivirla.
Tiene un sueño en el corazón: abrir un local con sus propios amigos. Al fin
y al cabo, ¿quién no ha soñado nunca en abrir uno? Por ese local estará
dispuesto a vivir una poción de vida provisional, aceptando ponerse ropa
diferente a la suya. Todo su entusiasmo, sus ideas, sus proyectos serán
vividos de golpe por el mundo que lo rodea como una enfermedad contagiosa
que hay que curar con urgencia. Se encontrará así en la cómica vida de la
burocracia, hecha de bajos perfiles, trucos, artimañas, mediocridades y
humillaciones. Sólo el amor, el verdadero, y la poesía de la vida serán
capaces de transformar el sueño de su local en aquél de un país libre, donde
se es valorado por las propias capacidades, donde no hay que esforzarse para
que sean reconocidos los propios derechos, donde sembrar significa sólo
empeñarse para obtener una buena cosecha. En el interés de todos. Un país
finalmente capaz de reconocer y rechazar el talento de la la mediocridad.
Parece imposible, pero no lo es... |
