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Brian O’Connor, un policía
caído en desgracia, fue un adicto a la velocidad y
ahora está pagando un precio por ello. Tal y como lo
ven sus antiguos jefes y los altos mandos del FBI, este agente de incógnito
les echó a perder una de las investigaciones más importantes que habían
emprendido. Al ver sus distintas lealtades puestas a prueba tras haberse
infiltrado en el mundo de las carreras clandestinas nocturnas de Los
Angeles, O’Connor destapó su identidad y dejó huir –montado en su moto de
carreras preparada- al jefe de una banda criminal. La decisión de O’Connor
le permitió conservar su honor pero le hizo perder su insignia y toda
posibilidad de rehabilitarse. Ahora ha pasado el tiempo, O’Connor está en
otra ciudad y tiene una última oportunidad. A los
federales de Miami les está costando mucho enchironar a Carter Verone, un
empresario que utiliza su negocio de importación y exportación como tapadera
para un cartel internacional de blanqueo de dinero. Aduanas lleva un año
sometiendo a Verone a una estricta vigilancia y lo único que han podido
establecer es su relación con las carreras callejeras ilegales. El tiempo se
acaba y los agentes deciden llamar a O’Connor para que haga lo que sabe
hacer mejor que nadie: volver a infiltrarse entre los conductores.
Pero este hombre individualista poco amigo de los reglamentos pone
algunas condiciones para aceptar la misión que puede permitirle recuperar su
insignia. No le gusta nada la lista de posibles compañeros que le ofrecen
para la misión e insiste en trabajar con su amigo de infancia y antiguo
delincuente Roman Pearce, otro enfermo de la velocidad. El jefe de los
federales que se ocupan del caso, el agente Markham, le plantea un trato a
Pearce: si trabaja con O’Connor, su extenso historial delictivo quedará
limpio. Para el ex-policía y el ex-delincuente su
última ocasión de redimirse pasa por atrapar a Verone. Pero las lealtades de
O’Connor vuelven a entrar en conflicto con la aparición de la agente de
incógnito Mónica Fuentes: ella es la clave para acceder a Verone pero puede
que sea también su amante. |
- Dirige John Singleton (1968),
autor de Los chicos del barrio (1991), película con la que debutó y
que le proporcionó una candidatura al Oscar, a la que siguieron
Justicia poética (1993), Semillas de rencor (1995), Rosewood
(1997),
Shaft
(2000) y Baby boy (2001).
- Es la secuela de
A todo gas
cuyo director, Rob Coen, no
quiso volver a ponerse tras la cámara debido a que Vin Diesel, que también
protagonizó la primera entrega, no participaba en el proyecto por falta de
acuerdo económico con la productora. Ambos rodarían posteriormente
xXx.
- Vuelve a estar protagonizada por Paul
Walker (Nunca juegues con extraños,
A todo gas, The skulls, Alguien
como tú, Juego de campeones).
- Le acompañan en el reparto el
cantante y modelo (para Guess?)
Tyrese Gibson, que debutó en el cine con
Baby boy,
del propio Singleton;
Eva Mendes (Leyenda
urbana II, Movida en el Roxbury);
Cole Hauser
(La flor del mal,
La guerra
de Hart, Tigerland,
Pitch black, Hi-Lo country)
y el cantante Chris "Ludacris" Bridges, en su primer papel
importante en el cine.
- Hubo dos guiones, con y sin el
personaje de Diesel,
y fueron escritos por los debutantes
Michael Brandt
y Derek Haas.
- El director de fotografía es
Matthew F. Leonetti (Hora
punta 2, La hora de la araña,
Star trek,
insurrección, Species 2,
Mortal kombat: aniquilación)
y la banda sonora está compuesta por David Arnold
(Zoolander,
El mosquetero, Shaft, El mundo nunca es suficiente, Godzilla).
- Se hizo una convocatoria
en la Costa Oeste con un plazo de 36 horas para
seleccionar coches en un parking de Santa Monica. El día del
"casting de coches" hubo atascos en toda la zona porque se presentaron más
de 700 vehículos, y algunos venían de sitios tan lejanos como Seattle.
- Singleton y el director de fotografía Matthew F.
Leonetti utilizaron diversas técnicas para filmar de forma realista a los
actores al volante de sus potentes vehículos. Así, volvieron a recurrir al
Mick Rogers, o mick-ray, que ya habían utilizado en A todo gas.
Se trata básicamente de un camión que lleva montada
encima la carrocería de un coche y que puede alcanzar la velocidad que sea
necesaria, simulando de forma realista efectos como el de tomar una curva
a alta velocidad. También se utilizó un shifter, un coche bajo que lleva
montada una cámara y que puede superar los 170 Km/h. siguiendo o
adelantando a otro vehículo mientras lo filma. Por otra parte, la
moto-cam, que puede montarse en diversos tipos de arneses, entre ellos una
steady-cam, ofrecía la posibilidad de eliminar las inevitables vibraciones
que se producen al tomar imágenes a alta velocidad.
- Aparecen hasta 150 modelos, de
coches, de los que 15 tienen "papeles protagonistas": Nissan
Skyline GTR, Mitsubishi EVO 7, 1970 Hemi Dodge Challenger, 1969 Yenko
Camaro, 1998 BMW M3, 2003 Dodge Viper, Chevy Corvette, 1994 Toyata Supra,
1994 Mazda RX7, 2001 Honda S2000 y el 1993 Acura NSX.
- Se rodó entre el 9 de octubre de 2002
y enero de 2003 en Florida con un presupuesto de 78 millones de dólares.
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