Monster’s Ball es el nombre de un viaje iniciático terrible, el del destino burdo y procaz de los tres miembros masculinos de una misma familia, pertenecientes a tres generaciones distintas. La sucesión de imágenes que avasallan al espectador en la primera parte de este film describen el proceso de deshumanización en el que habitan sus personajes, y sirven como pretexto para mostrar los jirones de una comunidad que adolece de todos y cada uno de los llamados "pecados de América": breves secuencias, impregnadas del dolor en cada una de sus manifestaciones, -acompañadas por una impecable banda sonora y una fotografía intensificadoras del peso de la sordidez cotidiana de sus vidas-, que en un crescendo brutal culminan en tragedia, en cierto modo esperada por lo insostenible del desasosiego que transmite el film durante esa primera parte.

Y es sólo a partir de ese suceso terrible, aunque no inmediatamente, sino tras la toma de conciencia de lo sucedido por parte del protagonista, que el señor Grotowski (Billy Bob Thornton) cuestiona su existencia, magníficamente descrita en la secuencia del transbordador: las imágenes de la lluvia, del caminar alineado de los hombres negros con sus útiles de labranza alzados, del horizonte que funde el río con los campos...

Desde este momento el film desfallece, quizás por lo trivial del desarrollo del argumento que se halla en su base, o quizás por la complejidad misma de dar un tratamiento visual a la explicación de ese cambio de actitud vital, rompiendo con los planteamientos iniciales. El protagonista construye su nueva vida, -con un ritmo de montaje casi contemplativo-, sobre las cenizas de su "existencia anterior". Este salto monumental tiene su explicación en la redención a través del amor, en el sentido más zambraniano del término, aquél en el que el tiempo de la historia es uno para los enamorados, pero que de ningún modo puede ser compartido por el espectador ( a pesar del maravilloso modo en que la cámara observa el primer encuentro desesperado de los amantes, fuera del espacio de dicho encuentro, casi oculta, y del fallido intento de verbalizar algo que debería de explicarse mediante imágenes).

Lo que sucederá a continuación no aporta demasiado a este film, historia de sobra conocida. A pesar de ello, Monster’s Ball es un film digno, es hermoso el camino trazado por dos seres que sólo quieren vivir en paz con su dolor pasado.